El propietario de Café dex Moulins nunca imaginó que la película de Amelie convertiría su local en un lugar tan famoso como la mismísima Torre Eiffel. Es curioso cuando lanzaron como eslogan de la Película “Ella cambiará tu vida“, al menos a este local sí que se la cambió al convertirlo en un destino de cine. Hoy se llena de turistas que quieren hacerse la foto y el dueño encantado ante tal oleada de clientes cada día, cada hora, etc. Todo gracias a Jean Pierre Jeunet, director, co-guionista y un creativo fuera de serie.
Me gusta verle la cara a la gente en la oscuridad. Me gusta ver detalles que nadie más nota pero en las películas viejas odio cuando los conductores no miran el camino. Amelie
EL DIRECTOR TUVO AMOR A PRIMERA VISTA
Jeunet, el creador de Amelie, tardó más de un año en persuadir poco a poco a los dueños de este café situado en el número 25 de Rue Lepic, en pleno barrio de Montmatre. Este barrio parisino tan encantador y pintoresco ya fue elegido por grandes artistas para vivir, entre muchos, Vicent Van Gogh y su hermano. Precisamente, la casa donde vivió el pintor está muy cerca del café. Cuanta suerte tuvo este negocio de tener como vecino a Jean Pierre Jeunet. Más de uno hubiese querido a unos cuantos clientes como él.
Me encanta la palabra, “fracaso”. El fracaso es el destino humano… nos enseña que la vida no es más que un esbozo. Un largo ensayo para un largo programa que no se representará. Amelie
AMELIE, UNA CHICA DIFERENTE A LOS DEMÁS
Como consecuencia de crecer aislada del resto de los niños por decisión de su padre, debido a su equivocada creencia de que ella sufría problemas cardiacos, Amelie creció distinta al resto. A esta sobre protección, le añadimos que ella crece en un ambiente tenso que impera en su casa debido a la naturaleza inestable de su madre. Como remate final, esta muere trágicamente al caérsele una turista suicida que se lanzó al vacío desde lo más alto de la iglesia de Notre Dame. Así que es obvio que todas estas vivencias agudicen las tendencias antisociales y el desarrollo de una inusual y activa imaginación. Cuando cumple 22 años, deja su casa para instalarse en un departamento en Montmartre que se costea como camarera del Café les Deux Moulins.
Una mujer sin amor decae como una flor sin sol. Amelie
COMER EN EL CAFÉ DE AMELIE
Desde la iglesia de Sagrado Corazón fuimos hasta la calle Rue Lepic, muy cerca del Moulin Rouge. Cuando llegamos nos emocionamos tanto que una vez dentro nos quedamos allí para almorzar y todo. Sentados dentro estábamos con caritas de admiración, imaginando cómo fue el rodaje, la decoración, cada escena de una peli que es considerada como una gran obra de arte en el mundo del cine. Miramos la carta y vimos una buena variedad de platos y un precio parisino asequible. “Parisino” por qué parece que es difícil encontrar una hamburguesa que cueste menos de 20 euros en la ciudad. Pero estábamos en el Café de Amelie y este momento merecía pagar quince euros por una hamburguesa gourmet. Los camareros súper amables, un servicio exquisito. Nos sirvieron nuestros platos y una botella de vino blanco con la que brindamos por todo lo brindable. Momento de euforia viajera.
Para un niño, el tiempo es una eternidad. De repente tienes 50. Todo lo que queda de tu infancia cabe en una cajita herrumbrada. Amelie
NO ME PUDE RESISTIR A LA CREME BRULEE
Esta exquisitez es una especialidad de la repostería francesa parecida a la crema catalana. A parte de ser uno de mis postres favoritos, teníamos ganas de divertirnos recreando la escena en que Amelie rompe la capa crujiente de la creme con un cuchara. Ella y sus adorables manías. Me encanta la manera en la que el personaje de Amelie disfruta de los pequeños detalles. Como dice una buena amiga mía “La vida se compone de pequeñas cosas”. Y eso hicimos, disfrutar como niños de este momento, sin prisas, con calma y sin mirar el reloj. Te animo a que viajes lento y evites correr para ver mil cosas en un día. Déjate siempre algo por visitar para volver. Así no convertirás tu viaje en una gymkhana.
La suerte es como el Tour de Francia, lo esperas todo el año y luego pasa rápido. Las oportunidades hay que atraparlas deprisa, sin dudar. Amelie
Siento que en muchos momentos de mi vida he sido muy Amelie, de hecho creo que todas llevamos una Amelie dentro de nosotras. No os perdáis esta curiosa visita cuando viajéis a París, merece la pena. Y no olvidéis visitar el pequeño santuario que hay en el baño…os encantará.
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