El rastro. Un encantador cajón desastre donde unos ven basura y sin embargo otros, ven tesoros. Aquí las cosas que han pasado a mejor vida, tienen la oportunidad de renacer. Y para encontrar y resucitar cosas únicas, quien mejor que los amantes de la segunda mano: los “cazatesoros”. Además, no sólo se resume a ir de puestos. El rastro es un acto social en el que la gente viene a ver y a dejarse ver. Y es que tiene un no sé qué… que que se yo…que nos encanta. Hoy os hablo del famoso Rastro de Sabinillas y de lo que allí se cuece en las mañanas de domingo. Una experiencia imperdible, creativa y muy sostenible donde tendrás una cita con tu pasado. A partir de ahora, lo verás con otra mirada.
Envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena. –Ingmar Bergman
UN VIAJE AL PASADO MUY LOW COST
Que si aquí nada mas hay basura…que si las cosas están rotas y viejas…relataba en tono algo negativo una señora que se había puesto muy guapa de domingo. Y sí, había mucha verdad en sus palabras. Hay mucho basureo procedente de los contenedores. Pero algo estaba sucediendo de lo que ella no era consciente: la cara de felicidad que llevaba puesta mientras deambulaba por el mercadillo agarrada del brazo de su marido, era luminosa, deslumbrante. A este fenómeno ya le han dado una explicación seudocientífica.
Dicen que en el rastro tenemos una cita con nuestro pasado. Por eso le gusta a todo el mundo (incluso a los millennials, que ven en estos la posibilidad de cazar cosas retros y vintages muy chulas). ¡Todos están muy happy!. Ahora observa a la gente que pasea por los centros comerciales: van con un careto de fastidio y cansancio alucinante. Y es que los grandes almacenes restan felicidad. Nos roban la energía. El consumismo nos corroe. Sin embargo, la cara de los que están en el rastro, en todos la misma sonrisa y fascinación por lo que van viendo. Han viajado a los tiempos felices del ayer. La mayoría de las cosas que ven, les lleva a algún momento de su infancia o juventud: los tebeos que leyeron de niños, el vinilo de los Beatles que bailaron en alguna fiesta, la maquina de coser con la que su abuela cosía, los juguetes con los que jugaron horas y horas, etc. La nostalgia aflora. Y esta emoción nos gusta mucho porque genera un estado de ánimo positivo. Hemos conectado con nuestro pasado. Una época que añoramos, porque nos trasmite la confianza que necesitamos en un mundo que se llena de novedades y desconcierto cada segundo. Por que como dicen, los tiempos pasados siempre fueron mejores…
Me gustaría poder volver al pasado, no para cambiar las cosas, pero si para revivir la época en la que era feliz y no lo sabía …
EN EL ÚLTIMO REFUGIO DE LA LIBERTAD
“El Rastro es allí donde todas las cosas comparecen mezcladas, sin rangos, sin avergonzarse ni presumir, sin jactancia ni temor, tal y como dicen que sucedía en el paraíso…Puro igualitarismo entre los objetos visitados y los sujetos que los visitan”, dice el poeta Andrés Trapiello. Es difícil no ponerse poeta ante brillante reflexión. Jamás los había visto así hasta que leí esta maravilla. Una metáfora hecha a medida para los tiempos que corren ahora…momentos difíciles para vivir en un ambiente de respeto y tolerancia debido a la falta de conciencia de muchos. En el rastro, todas las cosas se integran. Viven en armonía como si se tratara de una gran comunidad donde se antepone el respeto, aun a pesar de sus diferencias. Porque la convivencia es el arte de vivir y dejar vivir. Una interpretación del rastro realmente inspiradora y creativa. Tanto, que me ha llevado a empezar un proyecto artístico muy interesante del que muy pronto os contaré un poquito más.
El Rastro es el fluir, es el lugar de las resurrecciones, es un lugar de poesía, de sutilezas…es surrealista, es el paraíso…
UNA ALTERNATIVA MY ECO-FRIENDLY
Según el estudio de Second Hand Effect”, la venta de productos de segunda mano contribuye a ahorrar cerca de 72.000 toneladas de emisiones de c02 derivadas de la producción de nuevos objetos. Y es que la segunda mano es mucho mas que una moda o algo cool: Es sostenible. Una alternativa ecofriendly, barata y consciente a la compra de muebles o ropa que te permitirá descubrir cosas que nunca te hubieras imaginado.
Hace años que compro muebles de segunda mano. Es precisamente en este rastro, donde he encontrado verdaderos tesoros en muy buen estado como mesas , sillas, mesitas de noche, etc. En muchas ocasiones, los customizo a mi manera pintándolos, realizándole transferencias de imágenes, tapizándolos con tela, etc. Y la verdad, los muebles reciclados aportan una personalidad a nuestro hogar que lo hace único, edición limitada. Además, aportamos un granito de arena para lograr un mundo mas sostenible ya que estaremos ayudando al medio ambiente REDUCIENDO, REUTILIZANDO Y RECICLANDO. Literalmente, estamos contribuyendo a disminuir la huella ecológica como compradores y compradoras, cuidando del medio ambiente de una forma realmente sencilla. Los objetos que están a la venta ya han sido producidos por la industria, y al formar nuevamente parte de la oferta evitamos el uso de nuevas materias primas para su fabricación, así como el uso de transporte y energía. De este modo, los rastros y tiendas de segunda mano nos ayudan a desprendernos de aquello que ya no usamos pero que para otras personas puede ser útil: comprar lo que necesitamos y respetar también nuestro entorno.
Y es que la idea de cuidar el medio ambiente volviendo a usar lo que otros no quieren, se extiende cada vez más entre los consumidores. Llevan años llamándolo “El movimiento Slow” y aunque el término podría sonar algo extraño, su filosofía es simple: su objetivo es alargar la vida de las cosas. Vivir de manera mas consciente.
No corras, ve despacio, que adonde tienes que ir es a ti solo.
Juan Ramón Jiménez
CON LO QUE TE VAS A ENCONTRAR
Libros antiguos, vinilos, artesanías, ropa usada, muebles viejos o nuevos, comics, juguetes, piezas de coleccionismo, cuadros, material eléctrico, bicicletas, antigüedades, menaje del hogar, etc. Lo que sea. Cualquier producto inimaginable puede ser encontrado en este rastrillo. Eso si, hay que rebuscar y rebuscar para encontrar objetos únicos entre tantos cachivaches inútiles. Y después de un poquito de reagateo y una pequeña dosis de paciencia, tendrás tu recompensa. Al final, seguro que encontraras algo super especial que tan solo tu sabrás darle el valor que se merece. Simplemente, lo harás tuyo.
Este punto de encuentro de familias, amigos y viajeros tiene lugar cada domingo en lo que era hasta hace un par de años, el recinto ferial de San Luis de Sabinillas, Manilva (Malaga) (justo en la carretera de los Baños de la Hedionda). Aquí encontraras alrededor de trescientos puestos de los que la mayoría son de segunda mano y unos pocos dedicados al mercadillo profesional del textil, calzado, frutas y verduras. También cuenta con unas 900 plazas de aparcamiento y es totalmente gratuito.
Creo que pertenezco a la gran mayoría que vive enamorada de los mercadillos…y es que como dicen por ahí, son altamente adictivos. Además, no olvides que estás fomentando una manera responsable y sostenible de comprar. De verdad, palabrita del niño Jesús, te sentirás un poco mas comprometida con el planeta. Pues eso, si aún no tienes plan para este fin de semana, te invito a que te des un garbeo por uno de los mejores rastros de la Costa del Sol. No te defraudara. Abre las alas y disfruta del Camino.
Compartir es muy sano ¡Gracias!
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