La Isla de Guadalupe es un pequeño archipiélago de las Antillas, descubierto por Cristóbal Colón y actualmente la comodidad de los franceses en el mar del Caribe. Tuve la suerte de conocerla haciendo un crucero por las Antillas. Básicamente estuve un día, pero tiempo suficiente para conocer St Annes, una de las mejores playa de la Isla. Así que cruceristas, tomad nota para cuando atraquéis en esta Isla Bonita.
LA JOYA DE LOS FRANCESES
La Isla de Guadalupe o Guadeloupe como es su nombre en francés, es una de las islas del Mar Caribe que aun están regidas por el gobierno franchuti. La población está compuesta por descendientes de esclavos negros y pequeñas minorías francesas, hindúes, libanesas, sirias y caribeñas. El idioma oficial es el francés, pero su lengua materna es el criollo. Hablan por ahí que es el mejor secreto guardado del Caribe, ya que lo tiene todo: bosques tropicales, cascadas, aguas cristalinas, playas de arena blanca, pueblos con encanto, exquisita gastronomía y cultura francesa.
¡TIERRA A LA VISTA CAPITÁN!
La última parada de la ruta por las Antillas de Costa Cruceros tiene lugar en Point-a-Pitre, Capital de Guadalupe. El puerto donde atraca el barco esta situado en Grand-Terre y desde aquí es fácil organizarte tu propia excursión alquilando un taxi. Este último día de crucero, pasamos de comprar las excursiones que se ofertan en el barco. Teníamos claro que lo único que queríamos era playa caribeña. Así que nos bajamos muy tempranito del barco para conseguir uno de los Taxis que están justo a la salida del puerto.
ST ANNES, LA MEJOR PLAYA DE LA ISLA
El tiempo no nos acompañó en nuestro paseo por las Antillas, no pudimos disfrutar de playas. Pero en Guadalupe salió el sol y nos fuimos directos al mar.La playa elegida para descansar y disfrutar del mar Caribe fue St Annes, la mejor playa de la Isla. Está situada a unos 20 kilómetros del puerto, son unos 40 minutos aproximadamente en taxi. Como éramos ocho personas, contratamos una mini furgoneta conducida por una chica súper simpática. Curiosamente, cuidó muy bien del tipo de música que debíamos de oír como banda sonora de bienvenida a la isla, muy graciosa la mujer. Contratamos el precio antes de salir (unos siete euros por persona) porque no sabíamos la hora de regreso al barco. Al final nos cayó tan bien, que decidimos acordar la ida y vuelta con ella, siempre mucho mas cómodo si vas con tiempo limitado.
RELAX BAJO COCOTEROS Y AGUAS TURQUESAS
Encontramos lo que buscábamos. Un agua increíblemente transparente y muy calma. Perfecta para ir con niños. Aunque la playa no es muy grande y al medio día se llena de gente, turistas y cruceristas. Se puede hacer snorkel, ya que la visibilidad es increíble. No hay olas, no es profunda, es como una piscina natural, gracias a unos pequeños diques que la protegen del mar bravo. Si buscas una playa salvaje, esta no es la tuya. Pero si lo que deseas es pasar unas horas de relax bajo cocoteros y darte un refrescon en aguas cristalinas a la altura de las rodillas, esta es la tuya. Para comer tienes un paseo marítimo lleno de bares y restaurantes junto a la playa, con comida muy europea, a precios muy europeos. Es decir, un lugar bastante turístico.
EL PEQUEÑO “BOB MARLEY”
La playa es bastante ambientada. Gente local, muchos turistas franceses, compis de crucero, etc. Allí estaba este simpatiquísimo chico artesano elaborando cestas sin parar de hojas frescas de palmera. Era una maquina, casi perdí la cuenta de las cestas que vendió el rato que estuve sentada viendo como trabajaba. Todo el que pasaba, le compraba, pues los cestos son muy originales, bonitos y hechos al momento. Vamos, le tuve que pedir el mío una hora antes porque había cola de espera. No era la única espectadora, eran muchos mas los que estaban sentados mirándolo. El “pequeño Bob Marley” es un habilidoso y rápido artista del trenzado de hojas de palma. Las cestas no llegaron a costar 10 euros, baratitas baratitas para tratarse de una artesanía. Una cosa importante, lógicamente al tratarse de hojas frescas se mantienen verdes brillantes unas semanas. Después se seca y el color se torna a un verde amarillento mas apagado, pero sigue siendo igual de bonita.
EN EL MERCADILLO DE ARTESANÍAS
También hay un mercado diario lleno puestecitos de gente local. Hay todo tipo de recuerdos súper chulos de Guadalupe, así que aproveche para hacer algunas compritas porque había cosas que merecían la pena. Me impresionó la cantidad de especias que había, como curry, sal de caribe, caramelo parilla, canela, etc. También ron Damoiseau, mermeladas locales (plátano, nuez de coco, maracuyá, guayaba), pendientes artesanales, bolsos, sombreros, bambús porta vainilla pintados a mano, camisetas, etc. Unos cuantos Tesoros de viajes que me traje del viaje por las Antillas del Caribe vinieron de esta apasionante Isla. ¡No te podrás resistir!
Espero haberte inspirado… Abre las alas y Disfruta del camino. ¡Gracias!
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